Uno de los juegos que seguramente más se regalarán en estas fiestas serán los videojuegos para niños y niñas y también por los adolescentes. Aunque la mayoría hace un uso adecuado, según datos de la Asociación Española de Videojuegos, al estado español el 80% de los niños y niñas entre 6 y 10 años y el 78% de los que tienen entre 11 y 14 años son usuarios de videojuegos y esto comporta que va aumentando el porcentaje de jugadores menores en riesgo de adicciones.
El Instituto de la Mente Infantil, organismo norteamericano, hace unas recomendaciones prácticas por los padres y madres para limitar el uso de los videojuegos a la niñez.
- Tener un tiempo de juego saludable. Por ejemplo, dos horas los fines de semana o los días que no hay escuela. Entre semana entre 30 y 60 minutos al día en horario escolar, siempre después de haber hecho las tareas escolares y domesticas. Por los niños y niñas menores de 6 años habría que reducir estos tiempos.
- Asegurarse de conocer qué tipos de videojuegos están jugando, haciéndolos preguntas y consultando nosotras las instrucciones, webs de funcionamiento, etc.
- Tener en cuenta que siempre podemos revaluar los tiempos acordados de juego de forma realista. Es más fácil relajarlos que restringirlos.
- Reemplazar los tiempos de jugar con los videojuegos con otras actividades que también sean gratificantes por ellos y se los suponga también un refuerzo positivo. Por ejemplo hacer alguna actividad familiar los fines de semana.
- Promover la lectura que se los guste a cualquier edad, tanto es para leer cómicos, novelas fantásticas, etc.
- Un aspecto que hace falta que los padres y madres controlen es cuando juegan a videojuegos grupals que resultan más adictivos, porque ofrecen refuerzos positivos y favorecen los lazos interpersonales del grupo, la construcción de un sentimiento de pertenencia, el aumento del deseo para jugar y sobre todo la presión del grupo de no hacerlo.
También puede suceder que cuando están compitiendo aumenta su adrenalina y pueden reaccionar de forma exagerada y decir cosas o palabrotas que no dirían frente a frente. Tienen que comprender que las normas de conducta tienen que ser iguales cuando juegan a videojuegos como en las relaciones familiares, sociales y cuando están en la escuela.