Qué hacer cuando los niños no hacen caso. Ayuda!

Los niños no hacen caso?

Cada vez más a menudo nos encontramos con padres que se quejan que sus hijos no los hacen caso. O que los cuestionan las cosas. O que los piden explicaciones. O que se comparan con ellos. "Siempre se queja…

Nunca hace caso a la primera…

Todo tiene que ser cuando él/a vuelo…"

Son niños que en la escuela ni mucho menos se traen tan mal como afirman sus padres… De hecho, la mayoría nunca contestan y no los pasa por la cabeza cuestionar al maestro en clase, ni traerle la contraria.

"Le podrías pedir que se ponga a hacer los deberes enseguida que llegamos a casa? Es que si le dices tú, hará caso, si no, no hay manera…"

Niños que no hacen caso y cenan con el móvil, porque si no, se niegan a comer. Niños que no escuchan por defecto; que cuestionan el que los adultos proponen, que negocian con ellos, que encuentran "injustas" determinadas actitudes y se quejan sistemáticamente por todo el que se los pide si no es de su grato…

En la escuela no acostumbran a tener estos comportamientos desafiants, porque en clase se han acostumbrado a ser un más y a tener que esperar. Y cuando se los dice que no con firmeza, acatan aquello que se los deniega; pero en casa se sienten con suficiente fuerza como para traer la contraria sistemáticamente hasta obtener aquello que quieren.

Las familias de hoy, con la mejor de las intenciones han hecho de sus hijos el centro del universo convirtiendo –los en el eje en torno al cual todo gira y cuando crecen, se encuentran desbordados por una situación que se los escapa de las manos y no saben como reconducir.

En su descargo diremos la mayoría de padres son esclavos de una situación laboral que pocas oportunidades da a la conciliación familiar. Tienen muchas presiones y poco tiempo de calidad para dedicar a sus hijos. Es por eso que a veces se sienten culpables y tienen tendencia a ofrecer a los niños aquello que piden para evitar discusiones y enrabiadas. Y los niños, que son pequeños, pero no tontos, enseguida se dan cuenta del poder que esto supone y reclaman con insistencia aquello que quieren porque saben que tendrán poca resistencia a su delante.

Estas conductas son cada vez más frecuentes cuando los padres quieren rectificar, los cuesta, porque el vicio ya está arraigado. Pero es importante no rendirse y no pensar que todo está perdido.

Mientras los niños están a la Primaria, estamos a tiempo para modificar hábitos y crear nuevas pautas de conducta. Hay que poner límites y demostrarlos que somos los adultos quienes decidimos.

Cómo podemos conseguir que los niños hagan caso? Sobre todo, teniéndolo claro y …

  1. Siendo conscientes que somos los adultos quienes mandamos y estar dispuestos a demostrarlo aunque esto suponga morros, malas caras y enrabiadas desconsoladas. Si un sábado hay que ir a comprar en vez de ir al cine, se va. Y no tenemos que ceder a chantajes.
  2. Dando explicaciones si lo creemos oportuno, pero sin tener remordimientos para utilizar, de vez en cuando el argumento infal·lible del "porque sí" o "porque lo digo yo que por algo soy tu madre".
  3. No dando opciones si no nos conviene (Ejemplo: Podemos dar manzana, pera o plátano; pero no un flan a cambio de fruta)
  4. No dejando que los niños utilicen el argumento de la injusticia para chantajearnos emocional. Es cierto que los adultos somos los primeros que tenemos que dar ejemplo, pero no necesitamos su permiso para hacer cosas que a ellos los prohibimos… Nosotros somos adultos y como tales nos podemos permitir unas licencias que ellos no nos tienen que cuestionar.

Los fines de semana son un buen momento para cambiar cosas… Tenemos más tiempo para estar con ellos y tenemos que intentar combinar los ratos de ocio de todos. No hay que estar pendientes a todas horas de hacer actividades que a ellos los gusten siempre, porque también tienen que entender que los adultos tienen vida propia y también necesitan su tiempo y su espacio.

Y si no sabemos como hacerlo, siempre podemos echar de la pedagogía innata de nuestros abuelos. Cómo que entonces no había ni blogs educativos, ni revistas especializadas, ni manuales sobre el proceso de crecimiento de las criaturas, tenían un par de argumentos infal·libles y que aplicaban sin remordimientos.

A saber…

? "Cuando digo bastante es SUFICIENTE y Se HA ACABADO"

? "Porque lo digo yo Y PUNTO"

Seguramente no era muy ortodoxo, pero os aseguro que todo el mundo entendía a la perfección que la cuestión quedaba cerrada sin dar opción a la discusión.

Así que os animamos a ser valientes y no tener miedo de contradecir los deseos de vuestras criaturas de vez en cuando. Los maestros en las aulas lo hacemos y os podemos asegurar que responden la mar de bien, porque en el fondo tienen muy claro cuando pueden insistir y cuando no hay nada a hacer.

Y PUNTO.