La calle no es ningún juego

La calle no es ningún juego y, si queremos que nuestros hijos jueguen, hay que buscar espacios familiares

En las ciudades, hay patines que no se paran, bicis que se saltan los semáforos, coches en doble hila y mucho humo a la vía pública y a las terrazas de los bares, a pesar de que por suerte y en unos años el aire ya será más limpio.
La calle no es ningún juego y, si queremos que nuestros hijos jueguen, hay que buscar espacios familiares, más limpios, más puros, más seguros y más aptos para todas las edades. Os recomiendo los parques y jardines, las bibliotecas, las ludotecas, el campo e, incluso, los esplais, a partir de una cierta edad.

Evitemos lugares inseguros, masificados, con demasiados vehículos o vías anchas, y alejémonos totalmente de las actitudes insanas y de los gestos agresivos. También hay que evitar el contacto con personas violentas, físicamente o verbalmente. Ah, y hay que tener en cuenta, por encima de todo, que tenemos que andar siempre por la acera y cruzar solo por el paso de peatones y por el semáforo, si hay, y cuándo está en verde y los coches están parados.

Nuestros hijos tienen derecho a jugar, a andar y a correr de una manera sana, limpia y segura.