El mal uso de la tarjeta de crédito

Mal ús de la targeta de crèdit- Pares i Nens

La conclusión a la que llego después de haber visto las cuentas de bastantes familias es que en masa ocasiones se hace un mal uso de la tarjeta de crédito.

En realidad, para tener muy presente que en el momento de comprar cualquier cosa perdemos la propiedad del correspondiente dinero no hay nada mejor que abrir el monedero o la cartera y darnos cuenta como salen billete a billete. El pago con tarjeta de crédito no permite visualizar como marchan el dinero y, por lo tanto, estoy seguro que si este "dinero de plástico" no existieran, posiblemente se gastaría menos o con un nivel de conciencia diferente.

Hecho este comentario preliminar, hay que admitir que la tarjeta de crédito es una herramienta muy práctica, pero por que no se nos vuelva en contra hay que usarla siempre correctamente.

Con sólo que leyendo este artículo os quedáis con la idea que sigue, me daré por más que satisfecho: no es nada recomendable utilizar la tarjeta de crédito para financiar gastos más allá del día que toque pagarlas, que normalmente es a finales del mismo mes donde se han efectuado estas compras, o a principios del siguiente.

Si no se hace así, el que pasa es que se empiezan a aplicar unos intereses que pueden representar aproximadamente entre un 15% y un 25% anual. Y si se decide ir pagando una pequeña cuota mensual, con estos intereses el crédito se puede alargar durante muchos y muchos meses, de forma que se corre el peligro de llegar a desembolsar varias veces el valor de los gastos realizados.

Lamentablemente, me encuentro con muchas familias en esta situación, y, el que es peor, esto ni siquiera tiene que ver con que vayan más o menos justos a final de mes: sencillamente han picado el anzuelo que la entidad financiera los ha puesto para pagar cómodamente (y a un alto interés) sus compras.

Para poner un ejemplo muy gráfico, últimamente he asesorado una persona que había contratado una tarjeta de crédito expresamente para hacer un importante pago de 6.000 euros hacía 7 años. Durante todo este tiempo, había sido pagando una modesta cantidad mensual de 120 euros, de los cuales al principio sólo 18 iban a devolver la deuda real, y el resto (102 euros!) eran intereses. Evidentemente, con esta cantidad de devolución de principal cada mes (que, eso sí, iba subiendo poco a poco), 7 años después todavía le quedaba un buen importe para pagar, y un excesivo número de cuotas de 120 euros mensuales por delante. Si esta persona no tenía 6.000 euros en su momento y necesitaba imperiosament hacer el gasto, habría sido mucho mejor buscar otra manera de endeudarse.

La pregunta que entiendo que hay que formularnos es, como es que a veces no llegamos a pagar el saldo pendiente de la tarjeta el día que tendríamos que hacerlo.

En este sentido, vale la pena volver a recordar la importancia de lograr la independencia financiera, de valernos sólo desde un punto de vista económico. Escribiré más adelante sobre este tema. Con un buen nivel de ahorros y una correcta planificación, seguramente la persona del ejemplo no habría tenido que endeudarse.

Y, sobre todo, es fundamental contar con un presupuesto ( hacíamos referencia al artículo de hace unos días). Cuando tenemos uno, podemos salir de casa a sabiendas de que hay que comprar y qué es el máximo de dinero que podemos invertir. Si disponemos de esta información, disfrutaremos de la tranquilidad que da la certeza de poder pagar a final de mes el saldo de la tarjeta de crédito. Así, este medio de pago recupera su gran utilidad: poder gastar (hasta donde se puede) sin llevar dinero encima.

Espero haberos ayudado a dar un uso más sostenible a las tarjetas de crédito.