La disnea es una afectación leve que se puede dar durante el embarazo y provoca sensación de ahogo, fatiga, mareos, falta de aliento, y por la noche, dificultad para coger el sueño. La disnea no disminuye la aportación de oxígeno que llega a los pulmones de la madre, ni el oxígeno de la sangre que llega el futuro bebé. Pero si la mujer experimenta dificultades intensas para respirar, se tiene que consultar al médico rápidamente.
La disnea se manifiesta, puesto que el útero al ensancharse, se eleva el diafragma y presiona los músculos que intervienen en la respiración. Las madres más predispuestas a partirla son aquellas que han sufrido alguna vez ataques de ansiedad, anemia o cardiopatías congénitas. Así mismo las embarazadas que han tenido problemas respiratorios, como asma bronquial, bronquitis, enfisemas, neumonía... también lo pueden manifestar.
¿Qué tratamientos se pueden usar?
Para tratar esta alteración la embarazada puede hacer un curso de preparación al parto, donde le enseñarán ejercicios de inspiración y expiración eficaces para aumentar la capacidad respiratoria. Estos ejercicios respiratorios son beneficiosos por la gestación y el parto. Además, tenemos que procurar estar en un ambiente limpio y con humedad adecuada, realizar ejercicio físico moderado.
En los casos más graves, el ginecólogo puede aconsejar algún fármaco.